Tuesday 17 August 2010

Estar enfiebrado no tiene nada que ver con tener fiebre

Después de varios días en los que me he convertido en la principal clienta de Aeroexpresos Ejecutivos (o al menos eso siento), y en los que reconozco haber dejado empolvar un poco el blog, me propongo volver a mi posteo, aunque creo que por ahora actualizaré semanalmente.

No quiero echarle la culpa a nadie de disminuir la frecuencia, pero buena parte de mi tiempo libre ahora lo recibe un pequeño Jack Russell Terrier llamado Tony al cual verán de vez en cuando por acá. Y admitiendo eso, es que conecto con el tema de estar -como decimos en Venezuela- "enfiebrado", algo que podría definir como sobreentusiasmarse con algo nuevo y, sin llegar a volverse uno loco, ponerse medio obsesivo: coleccionarlo, fotografiarlo, leer sobre eso por horas, y gastar el tiempo y el dinero en cualquier actividad que nos acerque a nuestro nuevo tema de interés.


Ahora, hay que señalar la diferencia entre "estar enfiebrado" y "ser fiebrudo"...



Se está enfiebrado si esa cosa que nos quita el sueño es una novedad, generalmente una moda masiva, que nos fascina pero que en el fondo se sabe que será pasajero, como coleccionar Tazos o ser fan de un boy band tipo los Jonas Brothers.

Se es fiebrudo cuando la intensidad no proviene de la publicidad ni de modas externas, sino del fondo del corazón; como esa gente que se mete en los Scouts, el que descubre los deportes extremos o en mi caso, se compra un perro.

La persona fiebruda puede durar toda una vida enfiebrada con una o varias cosas, mientras que el enfiebrado hoy muere por los Backstreet Boy, mañana por N*Sync y pasado mañana por Justin Bieber. Es como la diferencia entre un perro y un gato; el primero es leal, apegado y muy difícilmente deja lo suyo, y el segundo pierde el interés apenas dejan de sacudirle el juguetito en frente (ojo, cat-lovers, no me vengan a decir que los gatos son leales, lo son, yo sé, pero you get the idea).

Y pensando en las "fiebres", que vendrían a ser los objetos por los que más de uno hizo un buen berrinche, quisiera pensar en las razones que hacen que algo se convierta en una súper fiebre y por más que intento encontrar puntos en común entre cosas tan distintas como La Macarena, Pokemón, Tetris, Mario Bross, los cubos Rubik, los cómics de súper-héroes, Los Simpsons, los Tamagotchi, las comiquitas japonesas, las Spice Girls, Bob Esponja y muchas otras... la verdad es que sólo una se mantiene constante: colores chillones (el equivalente auditivo sería música pegajosa, y si ambas cosas van de la mano, mejor todavía).
Por ejemplo:





¿Por qué surgen estas manías?
Cuando algo es sencillo, accesible, bien ubicado en su época y tiene ese empujoncito que sólo da la suerte, a mucha gente empieza a gustarle y pronto un grupo pequeño de personas está totalmente enfiebrada.
Después, viene el inevitable montón de curiosos y copiones que se unen al combo y cuando la avalancha se est
á formando, la publicidad llega y termina de patearla fuera de la montaña. Así, escuchamos la misma canción al salir de un lugar, montarnos en un taxi y llegar a otro sitio y terminamos amándola o detestándola, y como detestar es chimbo, la mayoría se va por la primera opción.
Efecto Bandwagon: "también conocido como el efecto de arrastre, es la observación de que a menudo las personas hacen y creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen en esas mismas cosas (...). Las personas tienden a seguir a la multitud sin examinar los méritos de una cosa en particular" [fuente]. Así, todos van bailando la Macarena, luego el Aserejé y quién sabe qué vendrá luego. Es que, si crees que todo el mundo ve Lost, no te quieres quedar atrás, así no tenga ni pies ni cabeza.




Ahora, entre las cosas que se que son fiebres de largo plazo, esas que se quedan por años con quienes entraron pensando que era un inocente hobbie, la palabra clave es coleccionable. Si hay suficient
e de algo como para poder comprarlo por largo tiempo y reunirse con otros fans a intercambiarlo, más de uno caerá en la red, a pesar de que no sea la moda del momento. Las estampillas, las barajitas de béisbol y hasta las tarjetas telefónicas viejas que la gente guarda pueden llegar a ser muy importantes. Otra cosa es que siempre se busca conseguir la tarjeta "rara", la especial que salió en edición limitada y que puede vale lo que a los fans mejor les parezca.


Hay algunas ocasiones en las que ambas características se unen ¡sólo por tiempo limitado! y ponen a todo el mundo a recolectar las barajitas para llenar el albúm Panini, los Hielocos, los jugueticos de la cajita feliz (aunque me parece que esta última la veo cada vez menos), los ya mencionados Tazos, etc.

¿Por qué queremos "atraparlos a todos"?
Pensando en cual es la razón por la cual a algunas personas les encanta amontonar coleccionables, encontré varios motivos que pueden ir juntos como el hecho de que puede ser una buena inversión, es divertido y conoces gente con intereses comunes. Sin embargo, el que me parece más importante es la sensación de logro que algunas personas tienen cuando completan algo.
De hecho, creo que esa sensación es la que diferencia a quienes coleccionan y quienes no; si te basta con tener las ocho estampillas para un sándwich gratis en Subway para sentirte un humano feliz, probablemente tengas madera de coleccionista. Si por el contrario, te enseñan una barbie antigua que nunca ha sido sacada de su caja original y no te inspira ni un bostezo, mejor que te busques otro hobbie como tocar guitarra o hacer sushi.

Bueno, hoy quería escribir sobre las "fiebres" porque cada vez que buscaba una idea me decía a mí misma "no se me ocurre nada, estoy enfiebrada con los perros y no quiero escribir de eso para no ser tan intensa con el tema"... Aunque a veces, cuando tenemos una canción pegada en la cabeza, la única forma de volver a la normalidad es cantarla hasta que nos fastidie.

Bueno, espero retomar la práctica rapidito y seguir haciendo artículos acá, y aunque no he pensado nada concreto, me gustaría darle un pequeño make-over al blog (nada muy radical) y acepto sugerencias.